Clases online. Juntas con los amigos y amigas por Zoom. Videos y tareas por WhatsApp. Publicaciones en Instagram. Videos por Tik Tok. La vida de niños, niñas y adolescentes en pandemia está más digitalizada que nunca.

¿Qué es el grooming?

Se trata de una relación de amistad, en redes sociales, entre un menor de edad y un adulto que, mediante mentiras hace creer al menor, que tiene su misma edad, explica Marcela Arriagada, psiquiatra infanto-juvenil de Clínica Universidad de los Andes. Así, generan paulatinamente un vínculo de confianza, “para luego involucrarlo en temas sexuales a través de conversaciones inapropiadas, solicitar fotos o videos, pudiendo llegar hasta un encuentro en persona”. Es un fenómeno que tiene como víctimas principalmente a niños y niñas de 11 a 13 años, señala Mauricio Araya, Comisario de la Brigada Investigadora del Cibercrimen Metropolitana de la PDI. “Es importante saber que el grooming siempre es un abuso sexual y que la persona que lo hace es un pedófilo”, acota.

Carlos Calles Consultor TI de Santana Red de Negocios (SRN), agrega que en la actualidad hay infinitos casos de grooming en la web. Muchos menores de diferentes edades son persuadidos de diferentes maneras. “Muchas de las veces utilizando la misma información de sus publicaciones en redes sociales, por ejemplo, un super héroe favorito los invita a un concurso donde el adulto detrás de esta fachada se gana su confianza y lo conduce a realizar actos en contra de su integridad”, dice. Una vez que se establece una relación de confianza, los especialistas indican que el agresor comienza a incorporar temas sexuales en la conversación. Suelen preguntar a los niños o adolescentes sobre sus experiencias sexuales, compartiendo pornografía con ellos o pidiéndoles fotos de ellos mismos.

Señales de alerta

Como son niños, niñas o adolescentes, los que son presionados por estos adultos, terminan con muchos problemas psicológicos, ansiedad, fobias, se sienten traumatizados, tristes y desconfiados.

Una señal de alerta, es generalmente, el abandono de actividades diarias. Tal vez no tengan ganas de conectarse a Internet o utilicen escusas, siendo que antes no se despegaban de las tecnologías. También pueden llegar sentir culpa, y es en ese momento cuando debemos abrir las canales de comunicación. Es importante que el adulto responsable presente una actitud receptiva y de escucha, esa es la clave. Una efectiva medida, pero que no siempre se hace, es ver qué hacen los niños, niñas y adolescentes con su dispositivo, qué tipo de mensajes recibe y envía,qué sitios visita, etc. En la actualidad existen muchas alternativas para aprovechar la tecnología, como por ejemplo bloquear un móvil a distancia mediante un código de cuatro dígitos. La aplicación de filtros constituye una herramienta útil para seleccionar aquellas páginas que los hijos pueden explorar de forma segura. También se recomienda configurar las aplicaciones que pueden acceder al micrófono o la cámara web, pues estos son los medios por los cuales suelen perpetrar los abusos.

Es importante que los adultos siempre mantengan un acompañamiento en el uso de las tecnologías durante el crecimiento de sus hijos. Lo importante es educar a los niños y niñas de los peligros de comunicarse con personas desconocidas, es fundamental que se les eduque sobre este tema; y sobre los pasos a seguir si los contacta alguien que no es de su confianza.

Fuente: https://n9.cl/ttolp

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