A partir del siglo XXI, la tecnología ha ido tomando paulatinamente el control de la vida cotidiana, generando cambios permanentes en la forma en que las personas piensas, actúan y se relacionan entre ellas. Sin embargo, este proceso se aceleró notablemente por la pandemia del Covid-19. Si bien, en este contexto surgen múltiples posibilidades y beneficios para el progreso; muchos sectores y puestos de trabajo han sido relegados para priorizar la automatización como clave en el éxito de la productividad.
Según un estudio de PxC, Transformación Digital se define como “la combinación de la estrategia y las operaciones del negocio con la innovación tecnológica, la analítica de datos y el diseño de nuevos servicios (o el rediseño de los existentes) para aumentar rápidamente la productividad y el crecimiento en la cadena de valor: modelos de negocio, productos, experiencia del cliente y operaciones”.
Lo anterior, afecta transversalmente a toda la sociedad; la competencia en los negocios que interactúan en el entorno económico actual también evoluciona y lo hace, principalmente, entregándose a la innovación tecnológica. Es por eso que el teletrabajo, la educación a distancia y el comercio, en general, han reestructurado la forma en la que operan, llegando, en algunos casos, a transformarla completamente.
La Industria 4.0
La Industria 4.0, también llamada la “Cuarta Revolución Industrial”, está cambiando la forma de hacer negocios e instando a las empresas a “adaptarse o morir”, así de sencillo. Para ello, es necesario combinar técnicas avanzadas de producción y operaciones con tecnologías inteligentes, que se integren en las organizaciones, las personas y los activos.
Este fenómeno afecta a todas las industrias y sectores de la sociedad globalizada, los cuales, en beneficio de optimizar las operaciones de negocio y acrecentar los ingresos, transforman sus actividades para satisfacer las expectativas de los clientes.
Los conceptos claves que hoy se persiguen son “crear” o “innovar”, reemplazando la palabra “mejorar”, que se buscaba antes de toda esta irrupción digital. El comportamiento de compra de los clientes ha cambiado para siempre y, con ello, la forma en que las empresas interactúan con ellos.
Según el Índice de Transformación Digital de Empresas 2020, el 42% de las compañías en Chile se consideran “Principiantes Digitales” o de nivel inferior en sus procesos de transformación; lo que revela la necesidad urgente de adaptarse, como única alternativa para mantenerse activos y continuar en competencia dentro del marcado.
Ejemplos de transformación Digital
Según cifras de la Comisión Europea, el crecimiento de las pymes que se digitalizan es un 15% mayor al de aquellas que no lo hacen, y, por ende, sus ingresos se elevan un 22% más. Por otra parte, Euromonitor International revela que las ventas online de bienes crecieron en un 100% durante 2020 y se sumaron 300 mil nuevas conexiones fijas a internet. Además, la fibra óptica aumentó su presencia en un 10% mientras que el delivery generó ventas de más de 820 millones de dólares.
En este sentido, y en base a la necesidad que impone el sistema imperante, han surgido servicios creados desde 0 y otros que se han reinventado para contrarrestar las necesidades emergentes del mundo moderno. Con la aparición de nuevas herramientas digitales; el teletrabajo, la telemedicina y las clases online han tomado un protagonismo impensado hasta antes de la crisis sanitaria.
La Comisaría Virtual, por ejemplo, ha sido un elemento clave para la obtención de permisos de salida durante las cuarentenas, contando hasta la fecha con más de 300 millones de trámites, por lo que se espera que también sirva como medio para recibir constancias y denuncias, al igual que las comisarías tradicionales. El caso del retiro del 10% de la AFP, por su parte, muestra que la digitalización de este proceso logró atender en 15 días a más de 8 millones de personas, lo que evidencia la imposibilidad de haberlo logrado de manera presencial.
Oportunidades del mundo Digital
Ante la aparición de nuevas tecnologías como la robótica, analítica, inteligencia artificial y nanotecnología, entre otras, las organizaciones han tenido que saber identificar las que mejor satisfacen sus necesidades e invertir en ellas.
El plan de digitalización en cualquier empresa o servicio es crucial. Junto con ello, es necesario invertir en tecnologías y capital humano idóneo para llevar a cabo este proceso. Por ende, el objetivo es la reinvención constante; el uso de sensores y dispositivos portátiles, así como el análisis y la robótica, por ejemplo, permiten mejoras considerables y sostenibles en el tiempo.