En una sociedad plagada de avances tecnológicos, en la que gracias a Internet se ha facilitado transversalmente el acceso a la información, es de suponer, que el “conocimiento” también se ha masificado. Sin embargo, parece ser que mientras más medios existan, menos es el interés por sacarles provecho e investigar todos los enfoques de un contenido en particular.

 

Existe tanta información al alcance de un solo clic, que la “Autogestión del Aprendizaje” se ha perdido paulatinamente. Las nuevas generaciones, en su mayoría, no muestran iniciativa por profundizar sus conocimientos y reflexionar respecto de la contingencia del mundo donde están insertos.

 

Es por lo anterior que la competencia “Pensamiento Crítico”, se hace tan solicitada, no solo por considerarse básica para cualquier persona, sino que también porque gracias a ella, es posible cuestionar los hechos de la vida real para sacar nuestras propias conclusiones.

 

¿Qué es el Pensamiento Crítico?

 

Anteriormente, mencionamos que el “Pensamiento Crítico” es una competencia básica. Pero ¿Qué es una competencia? Pues bien, podemos definirla como la capacidad de un buen desempeño en diversos y complejos contextos, basada en la integración y activación de conocimientos, habilidades, destrezas, actitudes y valores. En este sentido, para adquirirla, se conjugan tres aristas fundamentales: “Saber”, “Ser” y “Hacer”.

 

Las personas desarrollan opiniones respecto de algún tema en particular en base a la información que obtienen por cualquier medio; el “Pensamiento Crítico” va un paso más allá:

 

A partir del contenido a tratar, el conocimiento se somete a una serie de procesos, en los que se aplica la inteligencia para formar un punto de vista justificado sobre el mismo. Es decir, mediante la búsqueda personal de evidencias, se obtienen conclusiones y resultados mucho más completos que los adquiridos al actuar como receptores pasivos, mediante la simple transmisión de la información.

 

Educación y Pensamiento Crítico

 

Como se hizo mención al principio de esta nota, Internet es un mundo de contenidos al alcance de cualquier persona. Sin embargo, esta sobreinformación no siempre es positiva, considerando que diariamente nos exponemos a encontrar datos falsos, de fuentes dudosas o, lo que es peor, manipulados.

 

Es de suma urgencia, educar a las nuevas generaciones en base al “Pensamiento Crítico”, entendiendo que esta competencia es transversal e imprescindible para formar personas íntegras que sean capaces de desenvolverse en escenarios complejos de su vida personal, laboral y social.

 

Para aprender y aprehender el “Pensamiento Crítico”, es necesario comenzar a aplicar las siguientes recomendaciones:

 

  • Investigar más allá de la información recibida: preguntarnos ¿Por qué? ¿Para qué? y ¿Cómo? es el primer paso.
  • Estructurar la información obtenida: recordar el nuevo conocimiento constantemente, organizarlo y ampliarlo con conclusiones propias.
  • Comprender los hechos y evidencias: entender la información investigada y ser capaces de sintetizarla y explicarla con nuestras propias palabras, sin olvidar detalles importantes.

 

Además, es crucial utilizar verbos claves para configurar nuestro “Pensamiento Crítico”. Estos pueden ser: Aplicar, Mostrar, Exponer, Analizar, Examinar, Comparar, Crear, Publicar, Colaborar, Evaluar y Concluir.

 

Es de saber, que mientras más informada está una persona, más difícil resulta manipularla o disuadirla. Aquí radica la gran diferencia entre un individuo y un hombre “masa”; mientras el primero es capaz de pensar por sí mismo, el segundo lo hace en base al colectivo. Así definió a este último, el sociólogo francés, Gustave Le Bon: “Masa es una agrupación humana pensante con los rasgos de pérdida de control racional, mayor sugestionabilidad, contagio emocional, imitación, sentimiento de omnipotencia y anonimato para el individuo”.

 

Con todo esto, los profesores, docentes e instituciones de Educación tienen por delante una gran responsabilidad. Atrás quedó la época donde se enseñaba en base a la memorización de conceptos e ideas, para luego, olvidarlas permanentemente.

 

El desafío de hoy es inculcarles “las ansias de conocimiento” a las nuevas generaciones y formar personas íntegras, capaces de configurar sus propias ideas sin que nadie les diga qué pensar o hacer; promover un aprendizaje sin presiones impuestas por discursos aprendidos ni sometidos a doctrinas. “El Pensamiento Crítico” es el camino hacia la libertad de la conciencia y la independencia de las opiniones.

 

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