Hay muchas maneras en las que se puede ayudar al medio ambiente. Si hablamos de basura, más de la mitad de los desechos que se generan en los hogares corresponden a orgánicos. Es decir, restos de alimentos que consumimos.
La mayoría de este tipo de desechos van a la basura, mezclados con otro tipo de residuos como plásticos, papel, vidrio, entre otros. La basura no reciclada entorpece el proceso de descomposición de la materia orgánica debido a la falta de oxígeno, liberando una gran cantidad de gas metano, uno de los famosos gases de efecto invernadero, que contribuyen al calentamiento global.

Para facilitar la descomposición y posterior conversión de los residuos orgánicos en abono, existe una forma sencilla de hacerlo: a través del compostaje. En palabras simples, se trata de un proceso de transformación de la materia orgánica para obtener abono natural, que es el fertilizante ideal para huertos o jardines.

Cómo compostar
Para quienes decidan tomar la iniciativa, existen distintas formas que se adaptan al espacio o disposición de las personas. Pamela Bravo partió en un pequeño balcón y explica que, para quienes tienen patio, puede instalarse directamente en la tierra y, si te es más cómodo, puedes comprar composteras de madera, plástica u otras opciones. Hay de todos los tamaños e incluso puedes armar una con materiales en el patio de tu casa.
Lo importante es definir el espacio donde instalarla, que cuente con iluminación y humedad, escoger el tamaño -ya que cada casa produce distintas cantidades de residuos orgánicos-, y acostumbrarte a alimentar el compost.

Lo primero es reconocer y diferenciar los residuos:

  1. Recolecta tus desechos orgánicos: Primero los que se pueden reciclar:
    Frutas y verduras en descomposición, cáscaras de frutas, semillas, papeles como toallas y servilletas, restos de café, té (sin la bolsita), residuos de yerbas, palitos chinos, cartón (cajas de pizza limpias), restos de comida (sin carne ni lácteos), ensaladas que sobraron (con y sin aliños) o la coronta del choclo. Otros residuos que se pueden compostar son las flores, tallos, hojas, pasto, algodón (sin químicos), cáscaras de huevo, polvo y algunos materiales compostables como los cepillos de bambú, por ejemplo.
    Hay desechos que no pueden ser utilizados en este proceso como carnes, lácteos y desechos de animales.
  1. Instala tu compostera:
    Para llevar a cabo el proceso, parte con algún recipiente de recogida para la cocina que tenga capacidad de 3 a 6 litros o simplemente una bolsa. Aquí puedes ir acumulando todos los desechos orgánicos. Posterior a la recolección, en una maceta o huerto orgánico puedes colocar los desechos y mezclarlos con la tierra. Es preferible que los desechos queden completamente cubiertos con una capa de tierra. Si deseas invertir, puedes comprar composteras con niveles y conseguir lombrices rojas californianas, una especie de lombriz de tierra conocida por acelerar el proceso de compostaje. Algo fundamental en todo compostaje, según Bravo, es considerar tres variables: presencia de oxígeno, temperatura y humedad. El proceso de degradación y descomposición de los alimentos orgánicos puede llegar a alcanzar hasta 70 grados de temperatura en un proceso de descomposición máxima. Todos los desechos deben picarse en trozos para que el proceso sea más eficiente. Dentro de la compostera, debe existir un equilibrio entre material orgánico, material seco y humedad.
  1. Distingue los elementos:
    Cada desecho orgánico que colocamos en las composteras funciona de manera distinta. Por ejemplo, la materia verde por lo general es húmeda y le aporta nitrógeno al sistema. Estas son las cáscaras de frutas, de huevos, café molido, restos vegetales, plantas, arroz o pastas cocinadas. La mayoría de tu comida cae en esta categoría.
    Otro caso es la materia café, que destaca por ser seca y le dará carbono al compost, además de ayudar a prevenir malos olores. Como las hojas secas, cajas de huevo, papeles, diario, ramas, etc.
  2. Ten paciencia:
    El proceso de compostaje es natural y debe tomarse con calma. Puede llevar unos 3 o 4 meses en compostar y convertirse en abono orgánico. Según Bravo, tras lograr conseguir el abono natural, aportamos dando nutrientes a las plantas o fortaleciendo el huerto: “En espacio de cuarentena, donde estamos en casa y en familia, disfrutar estos momentos en que el antiguo estilo de vida no nos permitía, es importante reconectarse con la tierra y cuidar nuestro entorno”.

Fuente : https://n9.cl/6b7au

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